El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, ha solicitado este jueves una rápida verificación del estudio publicado por investigadores de la universidad de Caen en el que muestran cómo un grupo de ratas alimentadas con una variedad de maíz transgénico desarrolló una elevada tasa de mortalidad.
Durante una conferencia pronunciada en Dijon (este), el jefe del Gobierno francés señaló que ha solicitado un "procedimiento rápido" de verificación del estudio que podría durar "varias semanas" y añadió que, en caso de que los resultados sean concluyentes, París pedirá su prohibición "a nivel europeo". El estudio científico llevó a cabo el experimento durante dos años con una muestra de 200 ratas de laboratorio.
Parte de los roedores fueron alimentados con agua y maíz NK603, una variedad transgénica del grupo estadounidense Monsanto tratado con las dosis de herbicida permitidas en Estados Unidos, mientras que la muestra de referencia recibió maíz convencional.
Tras el experimento, los científicos resolvieron que las ratas alimentadas con ese maíz genéticamente modificado tenían una tasa de mortalidad mayor y desarrollaban importantes tumores.
Es más, el experimento arroja que cuanta mayor es la concentración de ese maíz transgénico en la dieta de los roedores, mayor es su tasa de mortalidad. La duración del estudio, de dos años, es muy superior a los tres meses que tomó como referencia Monsanto para presentar sus conclusiones cuando solicitó la autorización para comercializar el producto.
En ese sentido, el doctor Jöel Spiroux, coautor del estudio galo, explicó al diario Libération que fue a partir del cuarto mes cuando descubrieron elevadas tasas de mortalidad y aparición de tumores en las ratas de laboratorio.
El maíz empleado en el experimento, el NK-603, no puede producirse en Europa, aunque sí está permitida su importación para la alimentación humana y animal desde 2004.
"Tiene que aplicarse el principio de precaución de forma absoluta", subrayó Cazeneuve en una entrevista a la cadena de televisión iTélé, en la que señaló que esta cuestión merece que se trate en el nivel europeo.
Justificó su llamamiento porque "Europa debe ser un espacio en el que no sea posible nada que atente contra la salud", en línea con las declaraciones del titular galo de Agricultura, Stéphane Le Foll, quien ha anunciado que va a pedir reglas europeas "mucho más estrictas" para la autorización de transgénicos.
Por su parte, el eurodiputado ecologista francés José Bové aprovechó para pedir a la Comisión Europea la suspensión de las autorizaciones otorgadas a cultivos de organismos genéticamente modificados (OGM), en concreto al maíz MON810 y a la patata Amflora.
Durante una conferencia pronunciada en Dijon (este), el jefe del Gobierno francés señaló que ha solicitado un "procedimiento rápido" de verificación del estudio que podría durar "varias semanas" y añadió que, en caso de que los resultados sean concluyentes, París pedirá su prohibición "a nivel europeo". El estudio científico llevó a cabo el experimento durante dos años con una muestra de 200 ratas de laboratorio.
Parte de los roedores fueron alimentados con agua y maíz NK603, una variedad transgénica del grupo estadounidense Monsanto tratado con las dosis de herbicida permitidas en Estados Unidos, mientras que la muestra de referencia recibió maíz convencional.
Tras el experimento, los científicos resolvieron que las ratas alimentadas con ese maíz genéticamente modificado tenían una tasa de mortalidad mayor y desarrollaban importantes tumores.
Es más, el experimento arroja que cuanta mayor es la concentración de ese maíz transgénico en la dieta de los roedores, mayor es su tasa de mortalidad. La duración del estudio, de dos años, es muy superior a los tres meses que tomó como referencia Monsanto para presentar sus conclusiones cuando solicitó la autorización para comercializar el producto.
En ese sentido, el doctor Jöel Spiroux, coautor del estudio galo, explicó al diario Libération que fue a partir del cuarto mes cuando descubrieron elevadas tasas de mortalidad y aparición de tumores en las ratas de laboratorio.
El maíz empleado en el experimento, el NK-603, no puede producirse en Europa, aunque sí está permitida su importación para la alimentación humana y animal desde 2004.
Principio de precaución en torno a los alimentos
Tras conocerse las conclusiones de los investigadores galos, el ministro francés de Asuntos Europeos, Bernard Cazeneuve, pidió a la UE que aplique el principio de precaución."Tiene que aplicarse el principio de precaución de forma absoluta", subrayó Cazeneuve en una entrevista a la cadena de televisión iTélé, en la que señaló que esta cuestión merece que se trate en el nivel europeo.
Justificó su llamamiento porque "Europa debe ser un espacio en el que no sea posible nada que atente contra la salud", en línea con las declaraciones del titular galo de Agricultura, Stéphane Le Foll, quien ha anunciado que va a pedir reglas europeas "mucho más estrictas" para la autorización de transgénicos.
Por su parte, el eurodiputado ecologista francés José Bové aprovechó para pedir a la Comisión Europea la suspensión de las autorizaciones otorgadas a cultivos de organismos genéticamente modificados (OGM), en concreto al maíz MON810 y a la patata Amflora.